Eclosión

Uno de los dispositivos más maravilloso con que contamos en nuestro diario accionar es el lenguaje escrito, o bien oral, es sin duda el reflejo de nuestra compleja arquitectura como seres vivos, diría que este en si tiene un efecto tan tangible como el de un espejo, ¿Cómo así? si nos miramos en él, veremos una representación de nosotros mismos, en particular una estela de nuestro ser físico, por supuesto con muchas imprecisiones, muchas casi imperceptibles a nuestros ojos, sin embargo, cada detalle en el tiene una correspondencia uno a uno con la fuente original. Refuerzo nuevamente esta metáfora diciendo que nuestro lenguaje, aquel que hemos aprendido y aprehendido a lo largo de nuestro desarrollo y crecimiento, aquel que se enriquece y vive en y entre nosotros, es el reflejo de la realidad, entorno sobre nuestro espejo interno, es decir en nuestra conciencia, es esta la maravilla a la que me refiero.

Imaginamos por un momento, los distinto procesos que ocurren a lo largo de la conformación de una palabra, desde la asignación de símbolos y sonidos, la cadena de caracteres que constituyen la palabra en si por un lado y por otro lado la modulación del significado que esta tendrá en definitiva. Esta pareja sacra, es en si la gema, la palabra, la que pulida por el tiempo se constituye por la fusión de estas dos componentes, tal como ocurre con un grano de arena pulido por el aire y el agua. Detengámonos entonces en un palabra en particular, Eclosión, que es la acción tras el abrirse de un capullo, una crisálida, o en la aparición súbita de un movimiento social. No veo mejor relación de situaciones, cada una de estas captura la intensidad de la propagación de la vida, cada uno de estos ejemplos es condición necesaria para replicar cualquier forma de vida. Creo que no hay mejor síntesis de lo que hoy ocurre.