Un espejo en el pasado.

Con algo de tiempo en el cuerpo, con esto quiero decir, que tengo edad suficiente para  mirarme en el espejo del pasado. Veo en él, cosas que me disgusta ver en otros un tanto más jóvenes  que yo, que de seguro abren su camino en este su mundo e historia contemporánea. Lo interesante en este ejercicio reflexivo, es registrar esas cosas, actitudes, acciones que por estos días me parecen deplorables, y que no tanto tiempo atrás, yo fui un conservador más de la tradición de esas experiencias. Antes de enumerar las evidencias, de mi condición de pequeño burgués,  de arribista intelectual, debo dar algunas pistas de mi camino recorrido. ¿Quién soy? No puedo decir más de lo que yo pienso de mí mismo, probablemente, un sinfín de usuarios de mi compañía podrán acotar y pulir esta auto-definición. Académico auto-proclamado, con buena fortuna de haber logrado salir del gheto y el apartheid de la pobreza, he tenido, como pocos de aquellos que comparten esa procedencia, la posibilidad de ser contaminado con la belleza y estética de la ciencia pura, y por defecto, comenzar a apreciar otras de las tantas manifestaciones del pensamiento humano, sea este a través de la música, literatura, films, en fin, todos y tantos rincones como he podido echar mano.  La vida ya me lleva por su propio carril, que espero sinceramente, esto lo digo con egoísmo honesto, que pocos se atrevan a cruzar de la misma forma, que ese camino lo define un único usuario, y quien fue de él, y. Este camino, tiende por alguna razón a esa bastedad de lo poco explorado…

Bueno, he cumplido parcialmente en hacer esta pequeña introducción de lo que he llegado a ser por estos días, probablemente me falto señalar, para contar esa versión y no otra, he contado con un ceguera sutil, que de vez en cuando no deja pasar ni un rayo de luz…Pero, no quiero disgregarme otra vez, vuelvo al punto de esta nota y aquella reflexión, de mirarme en el espejo del pasado. He visto algunos personajes pulular por las calles, que muchas veces camine en mi anonimato, veo muchas personas caminado y observando las mismas cosas por el mismo lugar y siento que lo que alguna vez hubo allí dejo de existir gracias a ellos. Mi café, mi casero, las esquinas con las chiquillas-viejas, lo borrachos, los jugueros peruanos, los vendedores ambulantes, en fin millares de personajes que sólo estaban expuestos, pensaba  yo, ante mí. Hoy después de que los años han dado profundidad a mi espejo, veo y constato que, lo que yo pretendí hace unos diez años, nunca me perteneció, y que hoy sólo el recuerdo me pertenece.

Creo que estas lucubraciones, me llevan a converger a tan sólo y nada más que un punto. El que describo y resumo como la diáspora de la vida, aquella que se repite una y otra  vez, redundancia y auto-referencia , que tiene el sentido tan matemático e iterativo como una simple recursión…