Personajes, los generadores de la historia

¿Cuán original pueden ser las historias que contamos? Relatos, novelas, poemas, épicas, películas y comics, historias proyectadas por cualquiera de los medios, a través de los cuales replicamos y registramos nuestra existencia. Cada nuevo personaje que construimos y comenzamos a conocer nos recuerda a algún otro que en alguna otra época cruzo nuestro paso. Los personajes, son al parecer, un injerto de si mismos, un personaje es la yuxtaposición de las características de muchos otros, donde este nuevo personaje también propagará a todos aquellos desde los que tomo parte y le dan forma. Pareciera entonces, que no hay demasiados referentes que pudiésemos esperar, pocos y probable no lo suficientes como aspiramos. ¿Qué rol cumplen? Siendo estos las representaciones virtuosas o defectuosas de la humanidad, ¿Cuál es la condición precederá, que les da la trascendencia a estos individuos literarios? Parecen ser que no es más de lo que designemos como virtudes, defectos. Vemos que en cada rincón de este mundo, en cada ciudad, pueblo, poblado, sus habitantes son conmovidos por los mismo iconos, héroes y superhéroes, villanos y malhechores, ciertamente con distintos nombres. Con observar esto, podemos preguntarnos ¿Cuánto de nuestra historia, aquella que rige y define el pasado es mera ficción? Nuestro pasado al igual que nuestro presente se nutre de millones de vidas anónimas cuyas historias no son  registradas, quizá por que son demasiado convencionales, sin epopeyas, sin destellos de grandeza, ni belleza. Todo parece indicar que para contar y construir la historia de nuestra humanidad solo basta una pequeña fracción de todos los que somos y podemos llegar a ser, algo así como una base generadora, donde todos somos simples combinaciones lineales, en el espacios de las tramas existenciales.