Un ladrón de bicicletas sin sábanas..
Este martes tuve la oportunidad de revisitar este clásico del neorrealismo italiano, post guerra mundial en una Italia marcada por la inquietante desesperanza que la pobreza y el desempleo conllevan. La obra se centra en un hombre curtido por la desventura, con sed de trabajar y recobrar parte de su dignidad, la vida le concede esa oportunidad, pero con una condición, tener una bicicleta y nada más que una bicicleta. Él tiene una, pero empeñada en la ‘tía rica’, su mujer sabe que no habrá otra oportunidad para su hombre. Igualmente digna, toma sus sábanas de lino y le ofrece el trueque a la piadosa tía rica de los pobres. Él funcionario se apiada también, generosamente acepta y paga la prenda, luego la arrima sobre una estantería infinita de sábanas de esperanzas, aquellas que atesoran cada una de las almas de los pobres de aquel tiempo y de todos los tiempos. El hombre, como todos los hombres hambrientos de trabajo exuda vitalidad, armado con un gorra, una bicicleta, una escalera y sus afiche de ‘Rita’. La jornada comienza junto a su pequeño compañero, su pequeño hijo quien al igual que él tiene una la labor bien definida, ambos reconstruyen aquella Italia herida de la postguerra. Él hombre sube su escalera, queriendo arrimarse al pan, tocando la cara de Rita, cada peldaño, cada brochazo, le da un nuevo un rastrojo de pan. Todo no podía conjugarse a favor de ese hombre anónimo, pero reflejo de la multiplicidad de muchos quienes buscan el sustento. Desde esa escalera, lo hicieron aterrizar sin resguardo y cobijo al piso, le robaron esa bicicleta que lo acarreaba a su jornada, y que de paso le quitaban aquellas sábanas que lo abrigaban en su descanso.
Otro agravio más para un indefenso, el pillaje sigue latente en medio de la pobreza, no sólo le robaron a este personaje su bicicleta, sino también sus sueños, una historia que sigue siendo valida, una historia que jamás dejará de ocurrir. Seguirá la historia su curso, las desesperanzas, las rebeldías, las injusticias, las cobardías, las desventuras. Lo único que le quedo a Ginni y que finalmente lo rescata desde este infortunio, es esa pequeña mano que tira de la suya cuando el mundo cae sobre su cabeza. Esa fue la biticara de una historia que finalmente se enmudece en medio de la multitud.
Calendar
M | T | W | T | F | S | S |
---|---|---|---|---|---|---|
1 | ||||||
2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 |
9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 | 15 |
16 | 17 | 18 | 19 | 20 | 21 | 22 |
23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 | 29 |
30 |
Archives
- September 2016
- October 2015
- February 2014
- January 2014
- November 2013
- April 2013
- October 2012
- September 2012
- August 2012
- June 2012
- May 2012
- April 2012
- March 2012
- February 2012
- January 2012
- December 2011
- November 2011
- October 2011
- September 2011
- August 2011
- July 2011
- June 2011
- May 2011
- December 2010
- November 2010
- October 2010
- September 2010
- August 2010
- July 2010
- June 2010
- May 2010
- April 2010
Leave a Reply